Limpieza Ecológica y Natural

Una mirada desde la economía familiar y el cuidado de los tuyos.

En esta época que nos ha tocado vivir vemos a todo el mundo hablando con una cierta preocupación del cambio en el clima, y se debate si la causa somos los seres humanos. Ambos bandos encuentran evidencias científicas para demostrar sus posturas.

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Uno de los problemas actuales es que nos intentan mostrar el problema como algo en macro. Se ve el problema a nivel global y dentro de esta globalidad es muy difícil hacer nada. Todos son campañas comerciales que no conducen a efectos reales. Todos ponen el mismo cartel y eslogan, pero no hacen nada. 

Yo os invito a mirar en micro. Ver nuestro día a día y los pequeños detalles de nuestra vida ordinaria. Es evidente lo que sucede simplemente abriendo los ojos y, sin participar de este circo mediático, fijarte la cantidad de desperdicios que se generan cada vez que vacías las bolsas de la compra. Nos gustaría vivir en un basurero.

¿Es necesario tanto envoltorio? A la hora de considerar nuestra obsesión por tenerlo todo perfecto, que de la apariencia de tener más de lo que tenemos y somos. ¿Es sano para los seres humanos estar más conectado con el asfalto que con la naturaleza? ¿Muchos de nuestros grandes logros han conllevado estos ecosistemas artificiales, pero además de vivir más, vivimos mejor y sanos?

Lo que es evidente es que o vinculamos el aspecto ecológico a la economía familiar con beneficios reales para el dinero de nuestros bolsillos, además de vincularlo a un modo de vida más saludable (en nuestra salud en general y nuestros ámbitos en particular), o será imposible sacar adelante este proyecto ecológico, ya que siempre hay más personas en el mundo y siempre habrá personas que contaminando más les sale más barato. Hasta que vivir de un modo más natural y con menos residuos y contaminando menos no sea el modo más económico de vivir, sin generar residuos para evitarlos, la ecológica real no llegará a buen puerto

Desvincular la ecologia de la ideología y de la política o del aspecto físico (como visto, qué aspecto mantengo de cara a los demás)

Es evidente que, aunque seamos capaces de superar más enfermedades, poniendo un poco allí y quitando algo allá, con los medicamentos… somos más felices, tenemos más inquietud, nuestra vida es más profunda. 

Pues todos estos temas tienen que ver con nuestros modos de hacer las cosas, lo que consumimos, lo que vestimos, lo que usamos en nuestra vida ordinaria.  

En el ámbito de la limpieza cotidiana, que es lo que nos toca hoy, se puede notar si lo hacemos de una manera consciente. Muchos de los productos de limpieza pueden mantener nuestra casa como los “chorros del oro”, pero esa limpieza ayuda a hacer de nuestra casa un lugar más saludable frente a lo confortable. Nunca nos da por mirar si los productos que usamos además de favorecer nuestra limpieza y desinfección favorecen además nuestra salud. Muchos de los productos que usamos en España a diario en otros países están restringidos o limitado su uso. 

No quiero descartar algunos productos muy eficaces por sus propiedades, pero tal vez podemos buscar un modo reflexionado de usarlos, proporcional a la necesidad real en el ámbito doméstico. ¿Es necesario usar todos los días la lejía para limpiar nuestra casa? 

La lejía es una solución compuesta por hidroclorito de sodio, cloruro de sodio (sal común) y agua. Por ser un desinfectante de alto espectro que rinde grandes servicios en algunos lugares como en hospitales, centros comunes, que requieren de una alta desinfección. La lejía destruye bacterias, hongos, esporas y virus. 

Fue el químico Claude Berthollet quien la descubrió y la empleó para el blanqueamiento de telas en la ciudad de Javel, por eso se le llamó a la lejía “agua de Javel”. 

Si miramos a Europa nos damos cuenta de que las legislaciones y costumbres no son homogéneas. En Francia se consumen 7 veces más que en Alemania (245 millones de litros frente a 35 millones de litros anuales). O como en los países latinos se usa sin ningún tipo de legislación y, sin embargo, en los países nórdicos se restringe y controla su producción y uso, empleándola con mucha moderación y cautela. Un ejemplo es ir al supermercado en Alemania y en España. Frente que en España encontrado apiladas varios pallets de diferentes tipos, en Alemania cuesta mucho encontrarla. 

La norma europea EN 862 intenta poner un poco de orden y en 2001 revisó su concentración y vela por reducir sus efectos nocivos, a pesar de sus ventajas desinfectantes, y medioambientales. 

Si lo pasamos una reflexión más profunda, nos damos cuenta de que el uso de productos más abrasivos y nocivos vienen asociados a su uso por motivos económicos y culturales, más que por ser conscientes de sus efectos y la necesidad real de usarlos. 

Una casa no abandonada, climatizada que la haga habitable, ventilada y aseada, no necesita ser desinfectada permanentemente. Al contrario, una desinfección agresiva, realizada a diario, alterará el equilibrio que necesita. 

Además, algunos estudios que se están realizando demuestran que la combinación de algunos productos con la lejía pueden perjudicar gravemente la salud a largo plazo. 

Alguno de los lectores estará pensando: los más radicales dirán que no volverán a usar lejía en su vida, que la descartan para siempre. Otros, los más indiferentes, pensarán que estoy proponiendo lo que piensan los más radicales. Tal vez, si empleamos un poco de reflexión, veremos cuando es necesario usarla, cuantas veces requiere la casa una desinfección más profunda, y si hay algunos productos, controlados, realizados por mi que reduzcan su uso y que son beneficios para hacer de mi vida y de mi ecosistema doméstico un lugar más saludable. 

En mi caso, he optado por organizar mis criterios de limpieza. Ser consciente si vivo solo o acompañado, si hay niños pequeños o no, el uso que le doy a las cosas. Ver las épocas del año, el frio y el calor, las lluvias… Mi opción es realizar la limpieza doméstica por temporadas, haciéndola coincidir con las estaciones. Contando si en casa viene gente con alergias los veranos, si en invierno soy más propenso a coger un virus, si tengo animales dentro de casa una temporada determinada del año (en mi caso las temporadas de invierno, debido al lugar donde vivo tengo una perritas que entran a compartir el espacio doméstico para que no pasen por tanta inclemencia, es resto del año son más felices fuera en su recinto en exclusiva para ellas). 

Por tanto, ¿esta entrada busca que dejes de usar algunos productos? No. Sino que hagas el ejercicio que más nos gusta en este foro: reflexionar cómo lo usas para mejorar tu vida y la de tu entorno. No vivas las cosas como si de un dogma religioso autoimpuesto se tratara. Es una invitación a pensar las cosas de una manera adulta; sintiéndote capaz de tomar tus decisiones y usar las cosas en tanto en cuanto las necesites, no impuestas por creencias, publicidades o pensado que cuanto más, más. No le cojas miedo a nada, sino que haz lo que necesites previa a una reflexión sensata y necesaria. 

Yo he pasado de hacer desinfecciones diarias con productos agresivos a hacer grandes desinfecciones estacionales y descubrir otros productos que me ayudan a mi día a día, a mantener las costumbres de higiene y limpieza, orden y espacios, que me permiten una vida más saludable y que además de ser más eficaces me salen más a cuenta. Solo debes emplear un poco de tiempo en aprender una vez en la vida y para siempre, los secretos sencillos de la Limpieza natural que te estoy proponiendo. 

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Gracias por compartir este tiempo.  

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