Los oleatos, también llamados macerados oleosos, son preparados cosméticos que se obtienen al dejar macerar plantas, flores, raíces, frutos secos o semillas en un aceite vegetal durante un periodo de tiempo determinado. Este proceso permite que los compuestos activos liposolubles de la materia vegetal se disuelvan en el aceite portador, resultando en un extracto rico en principios beneficiosos para la piel y el cabello. La salud y la belleza se ponen al servicio de tu propia naturaleza. Se trata de una de las formas más antiguas y sencillas de aprovechar las propiedades de las plantas, con aplicaciones que abarcan desde el cuidado de la piel y la cosmética natural hasta la elaboración de ungüentos, bálsamos o aceites de masaje. Puedes realizarlos por ti mismo en casa si tienes un poco de conocimiento y acceso a materias primas de calidad, para ello puedes adquirir aceites vegetales de calidad cosmética aquí, junto con algunas resinas y plantas preparadas para su maceración aquí. Pero si no te quieres complicar la vida, tenemos algunos macerados que te pueden interesar haciendo clic aquí.
El aceite portador utilizado en la maceración desempeña un papel fundamental, ya que aporta ácidos grasos esenciales, vitaminas y antioxidantes. Los aceites de oliva, girasol, almendra dulce, jojoba, pepita de uva o sésamo son los más habituales, cada uno con características particulares, pero tienes un amplio catálogo de aceites vegetales. Tal vez no sepas de ellos o no puedas saber como usarlos de manera eficaz, por eso te proponemos un plan. En el enlace anterior encontrarás el mejor curso para mejorar tus cuidados personales del modo más natural.
Beneficios generales de los oleatos para la piel
Los oleatos aportan una sinergia entre los nutrientes propios del aceite base y los principios activos extraídos de la planta macerada. Entre sus beneficios destacan:
- Hidratación profunda, gracias a su riqueza en ácidos grasos, que refuerzan la barrera cutánea y evitan la pérdida de agua transepidérmica.
- Acción antioxidante, al contener vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y compuestos fenólicos, que protegen frente al daño oxidativo y retrasan el envejecimiento cutáneo.
- Efecto reparador y calmante, ideal para pieles sensibles, irritadas o con tendencia a la sequedad extrema.
- Propiedades antiinflamatorias y regeneradoras, útiles en casos de pequeñas irritaciones, quemaduras leves, picaduras o rojeces.
- Versatilidad, ya que se pueden usar solos como aceites de tratamiento, en masajes, o como ingrediente en cremas, ungüentos, bálsamos labiales o jabones artesanales.
Beneficios para la piel del rostro
En la piel de la cara, los oleatos actúan como un tratamiento nutritivo que suaviza, ilumina y mejora la elasticidad cutánea. Al ser preparados personalizados, se pueden elegir plantas específicas para cubrir distintas necesidades:
- Oleato de caléndula: calma, reduce rojeces y favorece la regeneración de pieles sensibles.
- Oleato de manzanilla: ideal para pieles con tendencia a la irritación o la cuperosis.
- Oleato de rosa mosqueta: estimula la producción de colágeno y mejora la apariencia de cicatrices y arrugas finas.
- Oleato de lavanda: con efecto relajante y regenerador, adecuado para pieles mixtas.
- Oleato de romero: ayuda a revitalizar y mejorar la circulación cutánea, aportando luminosidad.
Aplicados con un suave masaje, pueden reemplazar el sérum o servir como base nutritiva antes de la crema habitual.
Beneficios para el cabello
Los oleatos son excelentes aliados para el cuidado capilar. Aplicados como mascarillas o tratamientos prelavado, nutren en profundidad, aportan brillo y suavidad, y fortalecen el cuero cabelludo.
- Para cabello seco o dañado: oleatos de aguacate, almendra dulce o coco macerados con plantas como la caléndula o la malva, que suavizan y reparan.
- Para estimular el crecimiento: oleato de romero o de ortiga, que favorecen la circulación del cuero cabelludo.
- Para cabellos grasos o con caspa: oleatos de salvia, tomillo o lavanda, que regulan la secreción sebácea y poseen propiedades purificantes.
- Para puntas abiertas: oleatos de hibisco o de alholva (fenogreco), que fortalecen la fibra capilar y mejoran la elasticidad.
Ejemplos de oleatos y sus usos
A continuación, se presentan veinte oleatos habituales y sus aplicaciones más destacadas:
- Oleato de caléndula – Calmante, antiinflamatorio, ideal para piel sensible o irritada.
- Oleato de manzanilla – Descongestionante, apto para pieles reactivas y bebés.
- Oleato de lavanda – Regenerador, con propiedades relajantes para piel y cabello.
- Oleato de romero – Revitalizante, mejora la circulación y fortalece el cuero cabelludo.
- Oleato de rosa mosqueta – Regenerador celular, previene y atenúa cicatrices y estrías.
- Oleato de hipérico – Cicatrizante, antiinflamatorio, útil en quemaduras leves.
- Oleato de árnica – Efecto antiinflamatorio y descongestionante muscular.
- Oleato de tomillo – Purificante y estimulante, favorece la circulación.
- Oleato de malva – Emoliente, suavizante, excelente para pieles secas y cabellos quebradizos.
- Oleato de ortiga – Fortificante, ayuda en casos de caída capilar y caspa.
- Oleato de hiedra – Usado en masajes reductores por su efecto tonificante.
- Oleato de hibisco – Rico en antioxidantes, revitaliza piel y cabello apagados.
- Oleato de lavanda y salvia – Regulador sebáceo, útil para piel grasa y cabellos con exceso de sebo.
- Oleato de alholva (fenogreco) – Potencia la densidad capilar y mejora la firmeza de la piel.
- Oleato de avena – Calmante y nutritivo, indicado para pieles atópicas o con picor.
- Oleato de castaño de Indias – Mejora la circulación y reduce la sensación de piernas cansadas.
- Oleato de canela – Estimulante y tonificante, aunque debe usarse con precaución en piel sensible.
- Oleato de clavo – Con propiedades antisépticas, ideal para preparaciones específicas.
- Oleato de laurel – Tradicional en champús y jabones, fortalece el cuero cabelludo.
- Oleato de pétalos de rosa – Nutritivo, antioxidante y con un aroma delicado para el cuidado facial.
Además algunos preparados pueden servir como perfume natural, para aquellas personas que no puedan o no quieran usar perfumes naturales. El uso continuo de macerados oleosos y de algunos preparados a base de aceites esenciales, pueden ejercer una triple finalidad: beneficiarse de sus propiedades cosméticas y, a su vez, de sus propiedades aromáticas y aromaterapéuticas. Además se pueden hacer preparados oleosos, que potencien el uso de un perfume en concreto, haciéndolo perceptible durante más de 48 horas después de su aplicación. Para ello necesitas una persona que te cree ambas preparaciones compatibles. Si te interesa esta opción te invito a que nos escribas y tesseraprofumi y fincadomoarbey se asociarán a tu favor, para crear el aceite y el perfume compatibles para tu uso ordinario, conforme a tus necesidades. Consúltanos en nuestro WhatsApp que encontrarás en contacto.
Técnicas de maceración: frío, solar y caliente
Maceración al frío
Este método conserva al máximo los principios activos más delicados. Se emplean plantas bien secas (para evitar microorganismos) sumergidas en aceite base en un frasco hermético, guardado en lugar fresco y oscuro durante varias semanas, agitando ocasionalmente.
Maceración solar
Se colocan los frascos con las plantas adecuadas (o todas pueden someterse a este proceso) y aceite en un lugar cálido y soleado durante tres a seis semanas. El calor natural extrae los compuestos activos sin dañar las moléculas sensibles; se renueva la planta semanalmente para intensificar el extracto.
Maceración caliente
Se realiza con calentamiento suave, en baño María o slow cooker durante una o varias horas. Este método acelera el proceso, aunque puede degradar algunos compuestos térmicamente sensibles.
Filtrado y conservación
Después de macerar, se filtra cuidadosamente, se añade un antioxidante natural como vitamina E (0,5–1 %) para prevenir la oxidación, y se almacena en frascos opacos en lugar fresco.

Comparativa de aceites portadores
Aceite base | Propiedades principales |
---|---|
Aceite de oliva | Muy nutritivo, rico en ácido oleico y polifenoles antioxidantes; mejora la barrera cutánea y protege frente al envejecimiento. |
Aceite de girasol | Ligero, buena absorción; ideal para macerados que no resulten grasos ni comedogénicos. |
Aceite de almendra dulce | Hipoalergénico, rico en vitaminas A, B y E; suaviza y nutre piel sensible y cabello seco. |
Aceite de jojoba | Similar al sebo cutáneo; ayuda a regular grasa y combatir caspa, manteniendo el pH del cuero cabelludo. |
Cada aceite define la textura, la rapidez de absorción y el perfil nutricional del oleato. Se recomienda elegir el aceite base más acorde a tu tipo de piel y cabello, y siempre de primera presión en frío y, si es posible, ecológico.
Oleatos temáticos: propiedades dirigidas a necesidades específicas
Oleatos calmantes y antiinflamatorios
Caléndula, manzanilla e hipérico se utilizan para calmar piel irritada, eczema o quemaduras leves. Son ideales para piel sensible, después de la depilación o incluso en bebés.
Oleatos regeneradores y anti‑edad
Rosa mosqueta, zanahoria y lavanda contienen antioxidantes, carotenoides y vitaminas que favorecen la luminosidad, la elasticidad y reducen arrugas.
Oleatos purificantes y tonificantes
Tomillo, romero y salvia regulan la producción sebácea, favorecen la circulación y limpian el cuero cabelludo o la piel grasa.
Oleatos fortificantes capilares
Ortiga, hibisco, árnica o alholva fortalecen el cabello, reducen la caspa y mejoran la resistencia de las fibras capilares.

Cómo integrarlos en tu rutina según tipo de piel y cabello
A) Piel del rostro
Tras limpiar el rostro, aplicar 2–3 gotas de oleato personalizado (por ejemplo, rosa mosqueta para regenerar o zanahoria para luminosidad). Masajear suavemente hasta su absorción.
Se pueden usar como sérum nocturno o base nutritiva antes de la crema hidratante.
B) Piel del cuerpo
Oleatos como caléndula o hipérico aplicados tras la ducha sobre la piel aún húmeda actúan como crema ligera y calmante. También combinan bien en masajes relajantes o tónicos con mezclas purificantes para zonas con circulación lenta.
C) Cabello y cuero cabelludo
- Mascarilla pre-lavado: aplicar oleato cálido (por ejemplo, romero u ortiga) en cuero cabelludo y puntas, dejando actuar entre 30 minutos y 2 horas antes del champú.
- Para cabello seco o encrespado: oleato de almendra dulce o coco con hibisco o avena, que aportan brillo y suavidad.
- Para cabello graso o con caspa: oleatos de salvia, tomillo o romero regulan el sebo y refrescan el cuero cabelludo.
Precauciones
- Evitar la exposición solar inmediata tras la aplicación de oleatos fotosensibles (como los cítricos o el hipérico).
- Realizar una prueba de tolerancia en pieles sensibles.
- Usar aceites y plantas de calidad, preferiblemente ecológicos y secos.
- Conservarlos en frascos opacos y en lugares frescos, añadiendo antioxidantes naturales para alargar su vida útil.
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Los oleatos son extractos ricos, fáciles de elaborar y muy versátiles. Permiten combinar el poder nutritivo de los aceites vegetales con los principios activos de las plantas, adaptándose a múltiples necesidades de la piel y el cabello. Se integran con facilidad en las rutinas de cuidado, ya sea como sérum facial, tratamiento corporal, aceite de masaje o mascarilla capilar. Con una elección adecuada del aceite base y de la planta, pueden convertirse en una herramienta natural y efectiva para mejorar la salud y apariencia de la piel y el cabello.