El aceite vegetal tiene propiedades calmantes y regenerantes los aceites vegetales nutren la epidermis y la protegen para darle brillo y suavidad. Una aplicación regular previene la deshidratación y el envejecimiento cutáneo
Las listas de los ingredientes que aparecen en la composición de los productos cosméticos y perfumes HÉVÉA pueden variar para cumplir con la legislación actual, debido a la actualización constante de las normas. Las listas de los ingredientes que aparezcan en el embalaje de su producto serán los correctos y adecuados al producto comprado. Si puede presentar algún riesgo de alergia, por favor comprobar siempre la lista de ingredientes antes del uso de su producto
Cara y cuerpo: aplicar mañana y noche para revitalizar la piel. A modo de desmaquillante extra suave. Como mascarilla capilar para devolver brillo y belleza al cabello. Añadir aceite esencial para una acción más específica.- Para uso cosmético y/o culinario, según el aceite en particular.
– Se pueden utilizar puros o asociados entre ellos para beneficiarse simultáneamente de todas sus ventajas.
– Constituyen un excipiente inmejorable para diluir sus aceites esenciales.
– Forman una base excelente para sus aceites de masaje.
– Guardar en un recipiente cerrado, protegido del aire, la luz y la humedad.
– Para evitar su oxidación, no calentar a más de 40ºC.
– A temperaturas bajas (inferiores a 15ºC), algunos aceites pueden solidificarse y presentar una textura no homogénea. Volverán a tener su aspecto original a temperatura ambiente.
– El color y el olor de un aceite vegetal pueden variar según la cosecha y el país de origen
Aceite vegetal de jojoba: origen, propiedades y aplicaciones cosméticas
El aceite de jojoba, cada vez más presente en la cosmética natural y dermofarmacéutica, es un ingrediente valorado por su extraordinaria afinidad con la piel humana, su estabilidad oxidativa y su versatilidad en diferentes tipos de formulaciones. Aunque comúnmente se le denomina “aceite”, desde el punto de vista químico se trata de una cera líquida, lo que le confiere unas características únicas entre los aceites vegetales. Este artículo explora su origen, composición y principales propiedades cosméticas.
Origen y extracción
La jojoba (Simmondsia chinensis) es un arbusto originario de las regiones áridas del sur de Estados Unidos y el norte de México. Las poblaciones indígenas ya utilizaban las semillas de jojoba para preparar ungüentos destinados al cuidado de la piel y el cabello. Hoy en día, su cultivo se ha extendido a zonas de clima desértico en otros continentes debido a la alta demanda de su aceite.
El aceite de jojoba se extrae por presión en frío de las semillas de la planta, dando lugar a un líquido de color amarillo dorado, de textura fluida y aroma neutro. Las versiones refinadas tienen un aspecto más claro y son inodoras, lo que facilita su incorporación en productos cosméticos sin interferir con el perfil sensorial.
Composición química y propiedades
Desde el punto de vista químico, el aceite de jojoba no es un triglicérido como la mayoría de los aceites vegetales, sino una cera líquida compuesta por ésteres de ácidos grasos de cadena larga (principalmente ácido eicosenoico) y alcoholes grasos insaturados. Esta estructura le proporciona una estabilidad extraordinaria frente a la oxidación, lo que se traduce en una larga vida útil sin necesidad de conservantes.
Contiene también tocoferoles (vitamina E), escualeno y otros compuestos antioxidantes que contribuyen a proteger la piel del estrés oxidativo. Su índice de comedogenicidad es muy bajo, lo que lo hace apto incluso para pieles con tendencia acneica.
Una de las propiedades más destacadas del aceite de jojoba es su similitud con el sebo humano, lo que le confiere una gran afinidad con la piel. Esta semejanza permite que se absorba con facilidad sin dejar sensación grasa, regulando la producción natural de sebo y ayudando a equilibrar pieles tanto secas como grasas.
Aplicaciones cosméticas
El aceite de jojoba se emplea ampliamente en cosmética facial, corporal y capilar por su acción hidratante, emoliente, antioxidante y seborreguladora. En la piel, ayuda a mantener la función barrera, mejora la elasticidad y suaviza las zonas secas o ásperas. Es ideal en productos para pieles sensibles, reactivas o afectadas por afecciones como rosácea, psoriasis o eccema, debido a su excelente tolerancia cutánea.
Gracias a su acción seborreguladora y su capacidad para disolver impurezas, es un ingrediente frecuente en limpiadores faciales, aceites desmaquillantes y sérums para pieles con acné. No obstruye los poros y su uso continuado puede contribuir a una piel más equilibrada y uniforme.
En el ámbito capilar, el aceite de jojoba actúa como un acondicionador natural que aporta brillo, suavidad y manejabilidad sin apelmazar el cabello. Penetra en el folículo piloso, nutriendo el cuero cabelludo y ayudando a prevenir la caspa y la descamación. Su uso como mascarilla prelavado o como aditivo en champús y bálsamos es muy común, sobre todo en cabellos secos, dañados o con frizz.
Además, su estabilidad química lo convierte en un excelente vehículo para principios activos liposolubles en formulaciones cosméticas, ya que no se enrancia fácilmente ni modifica las propiedades del producto final.
Conclusión
El aceite vegetal de jojoba es un ingrediente altamente valorado en cosmética por su perfil único como cera líquida vegetal, su afinidad con la piel y su excelente estabilidad. Su versatilidad lo hace adecuado para múltiples aplicaciones, desde el cuidado facial y corporal hasta el tratamiento capilar. Elegir un aceite de jojoba de calidad cosmética, preferiblemente ecológico y prensado en frío, garantiza la preservación de sus propiedades y su eficacia en formulaciones naturales y respetuosas con la piel. Su uso racional y personalizado permite obtener beneficios visibles en la hidratación, equilibrio y protección cutánea.